Por la mañana temprano después de un buen desayuno emprendimos camino hacia el Puerto Calatraveño, en plena Sierra Morena cordobesa. Hemos hecho muchos kilómetros de este camino mozárabe, y visto infinidad de paisajes, pero como el del recorrido de hoy, ninguno, creo que merece el titulo de tramo mas bonito del camino ( hasta ahora). Etapa entre encinares, quejigos, encinas, piaras de cerdos ibéricos, fincas inmensa etc.
PENSIÓN TRES JOTAS: 16 € por persona.
Salida de la población de Villaharta en ascenso por la carretera comarcal que se dirige a
Pozoblanco, coincidiendo con los senderos GR-40 y 48 y la Cañada Real Soriana. Terminada
la subida, y a poco más de 1 km., es posible evitar una pronunciada curva de la carretera
siguiendo a la derecha una senda que en descenso cruza un área recreativa. Aquí se
separan los dos GR. Nosotros continuamos por el GR-40 y Cañada Real, cruzando después el
Arroyo de las Serranas, devolviéndonos de nuevo a la carretera. Unos 500 mts. después,
dejando el asfalto, tomaremos un camino que se desvía por la izquierda, con el Cortijo del
Lopillo o de San Isidro a nuestra derecha.
Ahora, por un cómodo camino terrizo, entre matorral mediterráneo, encinas y cultivo de
olivar, comienza un suave descenso hacia el Río Guadalbarbo, al que se llega tras algo más
de 5 kms. desde el desvío. Antes, pasados unos 500 metros la Casa de Los Narváez,
seguiremos el ramal de la derecha de una bifurcación del camino. Cruzado el río (lo que no
debe presentar ningún problema salvo en épocas muy lluviosas, en que deberemos
descalzarnos o bien caminar unos 200 mts. aguas arriba para atravesarlo por una pasarela)
y pasando entre el Cortijo del Paguillo, a 2 kms. se alcanza una ancha pista que
tomaremos hacia la izquierda. Durante 4’5 kms. ésta discurre entre una nava con olivar y
encinas a un lado y a otro y algunas casas de labor. Llegado el momento, tras cruzar por un
pequeño puente el Arroyo del Lorito, habrá que tener cuidado en abandonar la pista,
desviándonos a la derecha por un camino entre olivos, el cual no se halla al principio
claramente marcado, y con el citado arroyo a nuestra derecha. Empieza ahora un último
ascenso por Sierra Morena, que es traspasada junto al Puerto del Calatraveño.
Un camino con cancela que lleva hasta el puerto sale a nuestra izquierda, al que no le
prestaremos atención, siguiendo nosotros por la derecha. A 2’5 kms. desde el desvío del
olivar se halla una pequeña explotación minera abandonada, con el Ventorro del Cachorro
al borde del camino. 1 km. después nos encontraremos a la altura del puerto, al que se
puede acceder por un camino que surge a nuestra izquierda. Nosotros seguiremos de frente,
junto a la alambrada de la derecha. La extensa llanura del Valle de los Pedroches
comienza a avistarse al frente, salpicada por manchas de encinas entre pastizales
ganaderos. En suave descenso, se abandonan paulatinamente las últimas estribaciones de
Sierra Morena, dando paso a un característico paisaje adehesado.Aproximadamente a 1,5
km, encontramos el caserío de San Juan, donde a su entrada hay una fuente que lleva su
nombre “fuente de San Juan”(con agua potable). En algo menos de 1 km. se llega a una
pista, que cruzamos, y seguimos de frente por la Cañada Soriana.
Ahora el paisaje se encuentra casi desprovisto de vegetación, con poco desnivel y
apreciándose en algunas ocasiones respetado el ancho de la vía pecuaria (90 varas, o sea,
75 mts.). Llegados al Cortijo de la Hoyariza, en una bifurcación del camino tomaremos el
ramal de la derecha, dejando el cercado y la casa a nuestra izquierda. Desde el último desvío
hasta aquí se contabilizan algo más de 2’5 kms. Un rápido descenso de 1 km. nos deja en el
cauce del Río Cuzna, que, al igual que el Guadalbarbo, sólo presentará su vadeo algún
inconveniente en temporadas lluviosas. En caso de descalzarse, el vado de la cañada se halla
justo detrás de la casa. Junto a ésta, se puede visitar las ruinas del Molino Horadado.
Pasado el río, seguiremos la cañada junto a la alambrada, con la cerca a la izquierda y entre
retamas y rocas. En un cruce de caminos a la altura de una cruz granítica de brazos
desiguales (llamada de "La Quemá"), abandonaremos la Cañada Soriana y el sendero GR-40,
que continúan a la derecha hacia Pozoblanco. Desde el río hasta aquí se contabilizan 1’5
kms. Ahora nosotros giraremos a la izquierda por el camino llamado de Alcaracejos. Entre
encinas y terreno prácticamente plano y la Casa del Coto a la izquierda, en 2 kms. se alcanza
una pequeña carretera comarcal que a la derecha lleva hacia Pozoblanco y a la izquierda a la
carretera nacional N-502.
Atravesando ésta, continuamos de frente igualmente por encinas y pastizales. Poco a poco
van apareciendo a un lado y a otro del camino algunos pequeños chalés, señal de que la
población de Alcaracejos se encuentra ya cercana. Poco antes de alcanzar una ancha pista
asfaltada, llegamos a una ermita con fuentes y una zona de recreo (“El Pozo de la Benita”)
utilizada en época de romería. Desde la carretera anteriormente mencionada hasta aquí se
cuentan 3’5 kms. Cruzamos la pista, que se encuentra señalizada con hitos de granito, más
apta para ciclistas. Seguimos de frente, por un camino más cómodo para el caminante y sin
tráfico. Al llegar a otra pista asfaltada (algo más de 1 km después), giramos a la izquierda y
seguidamente a la derecha por el camino que surge. Entre algunas granjas y casas de
campo, el camino es cómodo de andar, salpicado a los lados de encinas, pastizales y campos
de cereales. Llegaremos a un punto, unos 2 kms. después de dejar la segunda pista
asfaltada, en que divisaremos a nuestra derecha y al frente una espectacular vista del Valle
de los Pedroches, divisando varios pueblos de esta comarca.
Un kilómetro y medio después hacemos entrada en la población de Alcaracejos, localidad
de algo más de 1.400 habitantes, por la calle Iglesia, dando a la parte posterior de la
parroquia de San Andrés, levantada de nueva planta tras la destrucción de la anterior en
1.936. Dejando ésta a nuestra izquierda, seguiremos por las calles Capitán Ferrer Morales
(Museo de la Matanza), Maestro Miguel López y giraremos a la derecha para acabar en la
Plaza de los Pedroches, donde se encuentra el Ayuntamiento.
Salida del pueblo de Villaharta.
Fincas donde se ven muchos caballos.
Muchos arroyos por el camino.
Recorrido muy fácil en su tramo inicial.
Muchas fincas ganaderas.
Camino llano pero algo de barro.
Muy bien señalizado.
Los jabalíes andan a sus anchas.
Hay que cruzar este río.
Cerdos ibéricos por todos lados.
Todavía falta.
Puerto Calavatrerño, fin de la etapa.
Seguimos camino y nos adentramos en el Valle de los Pedroches
Despues de decidir continuar, tomamos un copioso desayuno en Cerro Muriano, y emprendimos el camino bajo una continua lluvia que nos acompañó hasta la pedania de El Vacar, donde volvimos a reponer fuerzas con un plato de lomo en manteca en un bar local. Todo el recorrido hasta el pueblo de Villaharta está bien señalizado, y nos sorprende con bonitos paisajes de dehesa. Una vez llegados a Villaharta nos dirijimos al hostal Mirasierra para pasar la noche, allí nos recivió Angel Garcia dueño del hostal, que se convirtió en nuestro apoyo lojístico. DORMIR: Pension Mirasierra, 14 € por persona
Desde la parroquia de Santa Bárbara, salimos de Cerro Muriano por la acera derecha de la N-432, tramo
antiguo, en dirección Badajoz, dejándola a nuestra izquierda. Pronto nos separaremos de ésta frente al
cuartel de la Guardia Civil, cruzando la abandonada vía férrea a Almorchón, para caminar a lo largo de la
Barriada del Campamento. Desde aquí y hasta Villaharta, nuestro camino coincide con la Cañada Real
Soriana y los senderos GR-40 y 48. De nuevo a la altura de la carretera, tras haber cruzado de nuevo la vía
del tren, tendremos la opción de marchar paralelos a ella por el andadero situado a la derecha, pasando por
delante de la entrada principal de la Base Militar.
A 3’5 kms. de la salida llegaremos a las casas de la antigua Estación de Obejo, las cuales quedarán a un
lado y a otro de nosotros. A la izquierda, tendremos a la vista el pequeño Embalse del Guadanuño. Dejadas
atrás las últimas casas, a unos 500 mts., a la altura de unas instalaciones del Ministerio de Fomento, el
camino ha sido cortado por una cancela. Bordeamos la construcción por nuestra derecha, avanzando hacia la
carretera, por la que seguiremos por el arcén unos 100 mts. hasta pasarnos a la izquierda al camino
señalizado. Nos adentramos ahora en un característico matorral mediterráneo compuesto principalmente por
jaras y encinillas, cruzando de vez en cuando los cauces de pequeños regajos, lo que hace que el terreno
presente en ocasiones un perfil algo ondulado.
Después de 1’5 kms., el aspecto del paisaje cambia radicalmente, pues nos encontramos en el Valle del
Guadiato, en su borde oriental. Ahora se abre ante nosotros un terreno adehesado, salpicado de encinas aquí
y allá y dedicado a pastizal tanto para el ganado ovino como el vacuno. Pasando bajo el nuevo trazado de la
carretera nacional, ésta seguirá a nuestra derecha, incorporándose también ahora el trazado del ferrocarril,
que un poco después pasará a nuestra izquierda. Al cabo de 6 kms. desde el paso bajo la carretera nueva,
marchando paralelos al trazado antiguo, que quedará a la derecha, alcanzamos el pequeño núcleo de
población de El Vacar, pedanía dependiente de Espiel, con el castillo de época musulmana vigilando los
caminos que se dirigían tanto a Extremadura como a Castilla, y al que habremos avistado algo más de 1 km.
antes de llegar aquí.
Continuando la marcha de nuevo junto al trazado antiguo de la carretera, que permanece a nuestra derecha,
tomamos el camino que sigue paralelo a ella, observados constantemente por la fortaleza situada en la
cumbre que se levanta a la izquierda. Aquí vuelven a aparecer las encinas rodeadas de jaras y otras especies
típicas del matorral mediterráneo, señal todo ello de que abandonamos el Valle del Guadiato para volver a
internarnos en Sierra Morena. Al igual que desde la salida de Cerro Muriano, continuamos marchando por la
Cañada Real Soriana y los senderos GR-40 y 48.
Siempre caminando con la carretera de acceso a El Vacar a nuestra derecha, excepto en un pequeño tramo en
que lo haremos con ella a la izquierda al haberla cruzado antes a la altura de una urbanización y volver a
hacerlo a la llegada a una gasolinera, el camino que traemos alcanza la pista de servicio de la carretera
nacional, por la que marcharemos hasta llegar a la Cuesta de la Matanza 4’5 kms. después de la salida
desde El Vacar, donde encontramos varios paneles indicativos del Camino de Santiago. A nuestra derecha
podremos observar al fondo las Sierras de Obejo.
Comenzando el descenso por la antigua carretera, a la derecha surge enseguida un camino señalizado con
placas del Camino Mozárabe. En la bajada observaremos la primera fuente de agua ferruginosa, la del
Cordel. En 1’5 km. llegaremos hasta la carretera nacional N-432, para pasar por bajo de ésta, también con
señalización jacobea, la cual abandonaremos ahora definitivamente, pues nuestro camino se dirigirá a partir
de este momento y en la siguiente etapa hacia el noroeste. Después de cruzarla, tendremos a la vista a
nuestra izquierda la población de Villaharta, de algo más de 600 habitantes, con sus blancas casas
recostadas sobre la falda de la Sierra del Enjambradero y frente a nosotros los Pabellones de S. Isidro, a
los cuales nos dirigiremos girando a la derecha y siguiendo la señalización del GR. Al poco, y en una curva,
encontramos la segunda fuente, la de Malos Pasos.
Marchando por bajo de los mencionados pabellones, en algo más de 500 mts. nos incorporaremos a la pista
terriza que se dirige a la derecha hacia Pedrique, lugar donde se halla la casa-museo del escultor Aurelio
Teno, siguiendo nosotros por la izquierda y pasando poco después junto a un hermoso crucero de piedra. En
otros 500 mts., antes de dar con la carretera (donde veremos el Restaurante “Santa Elisa”, que tiene las
llaves de las dos fuentes de aguas ferruginosas que hemos pasado anteriormente) que en ascenso se dirige
hasta el pueblo, tomamos un senderito a la derecha, señalizado como GR. Poco después de pasar junto a una
casa a nuestra izquierda, cruzamos ahora la carretera y de frente seguimos por un camino entre unas rocas.
Al cabo de 2 kms. habremos finalizado la etapa.
Salimos de Cerro Muriano bajo una continua lluvia.
Garita del Campamento Militar.
Carro de Combate.
El campamento cuanta con centenares de carros de combate.
Andres con 15 puntos en la mano.
bonitos paisajes.
Nos recibe la dehesa.
Parte del camino por una carretera fuera de servicio.
Emprendimos esta etapa del Camino Mozárabe en la estación de autobuses de Córdoba y nos dirijimos a la Iglesia de Santiago(4 kms extras). La salida de la ciudadse hace muy pesada ya que hay que recorrer muchas calles entre el tráfico. Una vez que salimos de la ciudad pasamos el puente romano y todo se hace más bonito, el verde empieza a hacerse notar, una vez llegamos a la Ermita de nuestra señora de Lináres entramos en Sierra Morena, con sus bosques de encinas, tambien empieza una subida constante hasta nuestra meta. A la altura de un apeadero ferrobiario abandonado encontramos una mano y un simbolo del camino grabados en la piedra y justo ahí cuando intentaba hacer una foto mi hermano Andres sufrió un accidente haciendose una herida bastante profunda en la mano. Llamamos a los teléfonos de urgencias que venian en la guia del peregrino sin resultado positivo, provamos suerte con el 112 y despues de media hora de espera llego una ambulancia de Cordoba trasladando al herido al hospital Reina Sofia. Despues de cinco horas de espera y 15 puntos en la mano, no teniamos claro si seguiriamos el camino y decidimos que a la mañana siguiente tomariamos una decisión. Nuestra mas sincero agradecimiento a Gert-jan y Maria Suzanna hospederos voluntarios de Cerro Muriano que se volcaron con nosotros facilitandonos el desplazamiento a Córdoba y poniendose a nuestra disposición
Partiendo de la Parroquia del Apóstol Santiago, y siguiendo hasta el término del casco urbano la señalización jacobea de
azulejos con vieira y flecha amarilla, nos encaminaremos hacia los barrios de la Magdalena, San Lorenzo y los Trinitarios
(antigua “Puerta de Plasencia”). Siguiendo unos metros junto a la línea de muralla musulmana de los siglos XI-XII (Ronda del
Marrubial), giraremos a la derecha por la calle Sagunto, tomando después la calle Cinco Caballeros (junto a la Clínica “Los
Ángeles de la Noche” y la parroquia de S. Juan de Ávila). Al llegar a la avenida de Carlos III encontramos el primero de los
hitos de granito colocados en esta etapa, que nos llevarán hasta Cerro Muriano. Cruzamos esta avenida y seguimos por la
avenida Blas Infante (barrio de Fátima), por delante de las instalaciones deportivas y por bajo de la línea férrea del A.V.E.,
hasta el muy restaurado puente romano sobre el arroyo de Pedroches, sobre el que pasamos, dejando a nuestra izquierda
una construcción ruinosa, el Molino de los Ciegos, y continuando por un sendero a nuestra derecha hasta dar con el asfalto y
pasar por bajo de la variante de la carretera nacional 432 (último azulejo indicativo), con la línea férrea de Alta Velocidad a
nuestra derecha.
Al poco, y en una curva a la derecha, dejaremos esta estrecha pista asfaltada para continuar por un sendero a la izquierda,
junto a un poste de tendido eléctrico, hacia un solar vallado de ladrillo, cruzando antes el Canal del Guadalmellato.
Bordearemos este solar junto a una de sus paredes, dejándolo a nuestra derecha, y subiremos una pequeña loma en línea
recta. Al final de ésta y cuando el terreno se hace más llano, a nuestras espaldas podremos observar la ciudad de Córdoba y al
fondo la Campiña, por donde ha transcurrido la etapa del día anterior. A nuestro frente tendremos la Sierra, que traspasaremos
más adelante en la etapa de hoy. Siguiendo cualquiera de los senderillos que se abren ante nosotros, daremos a una pista
terriza, que tomaremos a nuestra izquierda, cruzando la cinta transportadora de piedra de la cantera cercana y teniendo la N-
432 a la izquierda. Girando a la derecha caminaremos entre pinos y eucaliptos. Desde aquí hasta Cerro Muriano seguimos
íntegramente la Cañada Real Soriana, heredera de la vía romana Corduba-Emerita.
Esta pista que traemos da a la pequeña carretera que se dirige al Santuario de Nuestra Señora de Linares, caminando entre
varias urbanizaciones. Cuando terminan éstas, aparece un paisaje de matorral mediterráneo y encinar. El ascenso es suave y
continuo hasta el Santuario de Linares (sellado de la credencial) con su airosa atalaya medieval y un pequeño puente
romano de un solo ojo más adelante. A partir de aquí una fuerte pendiente nos lleva hasta la Loma de los Escalones, donde
podremos apreciar todavía los restos de la calzada tallada en la roca caliza.
Pasando rápidamente por el gran destrozo provocado por una cantera de cemento sobre la citada calzada, se alcanza el
antiguo trazado de la N-432, que sirve hoy de acceso a la población de Cerro Muriano. Caminando unos metros por el arcén
derecho, ascendemos por un sendero para cruzar la antigua vía del ferrocarril a la altura de una casilla. Poco antes de
descrestar la ultima loma desde la que se visualiza Córdoba, nos encontramos con una placa colocada por la Asociación de
Amigos del Camino de Córdoba en memoria del que fuera su Presidente D. Vicente Mora Benavente. Además,
encontraremos sobre la roca los grabados de una vieira con la Cruz de Santiago y una mano, símbolo de esperanza y futuro.
Estos grabados son obra del artista cordobés José María Serrano Carriel.
Entre pinos y jarales, y pasando por encima del túnel ferroviario, volvemos a caminar unos metros por el arcén derecho de la
carretera, donde vemos una placa indicadora del Camino de Santiago, hasta llegar a una pronunciada curva hacia la derecha de
la carretera, donde encontramos otra placa indicadora del Camino. De ésta surge por la izquierda un camino en pendiente por
una vaguada, junto a un azulejo de la Virgen. Subiendo por él, también entre encinares y jaras, alcanzamos una loma, donde se
encuentran algunas construcciones a la derecha. A nuestras espaldas sale un camino que deja en la Ermita de Nuestra
Señora de los Pinares, junto al Cerro Torreárboles, elevación más alta del municipio cordobés. Merece la pena acercarse
hasta ella, desde la cual obtendremos unas maravillosas vistas de Córdoba, con su campiña al fondo y la sierra a ambos lados.
De vuelta a la citada loma, marcharemos ahora por un amplio camino entre pinos y encinas hacia Cerro Muriano, barriada
dependiente de los municipios de Córdoba y Obejo, que se encuentra a menos de 2 kms. desde aquí. La llegada se hace en un
suave descenso. No dejaremos esta localidad sin entrar antes en el Bar H (Casa Bruno), frente a la Parroquia de Santa
Bárbara (Patrona de los mineros), y estampar el sello del peregrino en la credencial. Si tenemos tiempo, por un camino que
surge junto al campo de fútbol podemos hacer una visita a las abandonadas minas de cobre y al Museo, herederas del
origen prerromano y romano de esta población, dominios del cónsul Sexto Mario, y a la Piedra Horadada (la "Piedra Horá").
NOTA: Si no se encuentra alojamiento en Cerro Muriano, existe la posibilidad de bajar a Córdoba en autobús urbano de
Aucorsa (Línea N) y subir al día siguiente en el mismo medio.
Salímos de la Iglesia de Santiago de Córdoba.
Seguimos las flechas amarillas.
Añadir leyenda
Llegamos al puente romano, a la salida de la ciudad.
Dejamos los edificios y empieza el campo.
El sendero bien señalizado.
Hermosos campos.
Llegamos a una urbanización de lujo.
Las encinas empiezan a verse.
Ermita de Nuestra Señora de Lináres.
Empezamos la subida constante.
Sierra Morena.
Por la Cañada Real Soriana.
El calor empieza a hacer de las suyas.
Un algarrobo centenario.
Córdoba.
La mano grabada en la piedra, parecía una premonición de lo que sucedió.