Emprendimos esta etapa del Camino Mozárabe en la estación de autobuses de Córdoba y nos dirijimos a la Iglesia de Santiago(4 kms extras). La salida de la ciudadse hace muy pesada ya que hay que recorrer muchas calles entre el tráfico. Una vez que salimos de la ciudad pasamos el puente romano y todo se hace más bonito, el verde empieza a hacerse notar, una vez llegamos a la Ermita de nuestra señora de Lináres entramos en Sierra Morena, con sus bosques de encinas, tambien empieza una subida constante hasta nuestra meta. A la altura de un apeadero ferrobiario abandonado encontramos una mano y un simbolo del camino grabados en la piedra y justo ahí cuando intentaba hacer una foto mi hermano Andres sufrió un accidente haciendose una herida bastante profunda en la mano. Llamamos a los teléfonos de urgencias que venian en la guia del peregrino sin resultado positivo, provamos suerte con el 112 y despues de media hora de espera llego una ambulancia de Cordoba trasladando al herido al hospital Reina Sofia. Despues de cinco horas de espera y 15 puntos en la mano, no teniamos claro si seguiriamos el camino y decidimos que a la mañana siguiente tomariamos una decisión. Nuestra mas sincero agradecimiento a Gert-jan y Maria Suzanna hospederos voluntarios de Cerro Muriano que se volcaron con nosotros facilitandonos el desplazamiento a Córdoba y poniendose a nuestra disposición
Partiendo de la Parroquia del Apóstol Santiago, y siguiendo hasta el término del casco urbano la señalización jacobea de
azulejos con vieira y flecha amarilla, nos encaminaremos hacia los barrios de la Magdalena, San Lorenzo y los Trinitarios
(antigua “Puerta de Plasencia”). Siguiendo unos metros junto a la línea de muralla musulmana de los siglos XI-XII (Ronda del
Marrubial), giraremos a la derecha por la calle Sagunto, tomando después la calle Cinco Caballeros (junto a la Clínica “Los
Ángeles de la Noche” y la parroquia de S. Juan de Ávila). Al llegar a la avenida de Carlos III encontramos el primero de los
hitos de granito colocados en esta etapa, que nos llevarán hasta Cerro Muriano. Cruzamos esta avenida y seguimos por la
avenida Blas Infante (barrio de Fátima), por delante de las instalaciones deportivas y por bajo de la línea férrea del A.V.E.,
hasta el muy restaurado puente romano sobre el arroyo de Pedroches, sobre el que pasamos, dejando a nuestra izquierda
una construcción ruinosa, el Molino de los Ciegos, y continuando por un sendero a nuestra derecha hasta dar con el asfalto y
pasar por bajo de la variante de la carretera nacional 432 (último azulejo indicativo), con la línea férrea de Alta Velocidad a
nuestra derecha.
Al poco, y en una curva a la derecha, dejaremos esta estrecha pista asfaltada para continuar por un sendero a la izquierda,
junto a un poste de tendido eléctrico, hacia un solar vallado de ladrillo, cruzando antes el Canal del Guadalmellato.
Bordearemos este solar junto a una de sus paredes, dejándolo a nuestra derecha, y subiremos una pequeña loma en línea
recta. Al final de ésta y cuando el terreno se hace más llano, a nuestras espaldas podremos observar la ciudad de Córdoba y al
fondo la Campiña, por donde ha transcurrido la etapa del día anterior. A nuestro frente tendremos la Sierra, que traspasaremos
más adelante en la etapa de hoy. Siguiendo cualquiera de los senderillos que se abren ante nosotros, daremos a una pista
terriza, que tomaremos a nuestra izquierda, cruzando la cinta transportadora de piedra de la cantera cercana y teniendo la N-
432 a la izquierda. Girando a la derecha caminaremos entre pinos y eucaliptos. Desde aquí hasta Cerro Muriano seguimos
íntegramente la Cañada Real Soriana, heredera de la vía romana Corduba-Emerita.
Esta pista que traemos da a la pequeña carretera que se dirige al Santuario de Nuestra Señora de Linares, caminando entre
varias urbanizaciones. Cuando terminan éstas, aparece un paisaje de matorral mediterráneo y encinar. El ascenso es suave y
continuo hasta el Santuario de Linares (sellado de la credencial) con su airosa atalaya medieval y un pequeño puente
romano de un solo ojo más adelante. A partir de aquí una fuerte pendiente nos lleva hasta la Loma de los Escalones, donde
podremos apreciar todavía los restos de la calzada tallada en la roca caliza.
Pasando rápidamente por el gran destrozo provocado por una cantera de cemento sobre la citada calzada, se alcanza el
antiguo trazado de la N-432, que sirve hoy de acceso a la población de Cerro Muriano. Caminando unos metros por el arcén
derecho, ascendemos por un sendero para cruzar la antigua vía del ferrocarril a la altura de una casilla. Poco antes de
descrestar la ultima loma desde la que se visualiza Córdoba, nos encontramos con una placa colocada por la Asociación de
Amigos del Camino de Córdoba en memoria del que fuera su Presidente D. Vicente Mora Benavente. Además,
encontraremos sobre la roca los grabados de una vieira con la Cruz de Santiago y una mano, símbolo de esperanza y futuro.
Estos grabados son obra del artista cordobés José María Serrano Carriel.
Entre pinos y jarales, y pasando por encima del túnel ferroviario, volvemos a caminar unos metros por el arcén derecho de la
carretera, donde vemos una placa indicadora del Camino de Santiago, hasta llegar a una pronunciada curva hacia la derecha de
la carretera, donde encontramos otra placa indicadora del Camino. De ésta surge por la izquierda un camino en pendiente por
una vaguada, junto a un azulejo de la Virgen. Subiendo por él, también entre encinares y jaras, alcanzamos una loma, donde se
encuentran algunas construcciones a la derecha. A nuestras espaldas sale un camino que deja en la Ermita de Nuestra
Señora de los Pinares, junto al Cerro Torreárboles, elevación más alta del municipio cordobés. Merece la pena acercarse
hasta ella, desde la cual obtendremos unas maravillosas vistas de Córdoba, con su campiña al fondo y la sierra a ambos lados.
De vuelta a la citada loma, marcharemos ahora por un amplio camino entre pinos y encinas hacia Cerro Muriano, barriada
dependiente de los municipios de Córdoba y Obejo, que se encuentra a menos de 2 kms. desde aquí. La llegada se hace en un
suave descenso. No dejaremos esta localidad sin entrar antes en el Bar H (Casa Bruno), frente a la Parroquia de Santa
Bárbara (Patrona de los mineros), y estampar el sello del peregrino en la credencial. Si tenemos tiempo, por un camino que
surge junto al campo de fútbol podemos hacer una visita a las abandonadas minas de cobre y al Museo, herederas del
origen prerromano y romano de esta población, dominios del cónsul Sexto Mario, y a la Piedra Horadada (la "Piedra Horá").
NOTA: Si no se encuentra alojamiento en Cerro Muriano, existe la posibilidad de bajar a Córdoba en autobús urbano de
Aucorsa (Línea N) y subir al día siguiente en el mismo medio.
Salímos de la Iglesia de Santiago de Córdoba.
Seguimos las flechas amarillas.
Añadir leyenda
Llegamos al puente romano, a la salida de la ciudad.
Dejamos los edificios y empieza el campo.
El sendero bien señalizado.
Hermosos campos.
Llegamos a una urbanización de lujo.
Las encinas empiezan a verse.
Ermita de Nuestra Señora de Lináres.
Empezamos la subida constante.
Sierra Morena.
Por la Cañada Real Soriana.
El calor empieza a hacer de las suyas.
Un algarrobo centenario.
Córdoba.
La mano grabada en la piedra, parecía una premonición de lo que sucedió.
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